La corriente fluye cuando los electrones son atraídos hacia el cátodo, donde el oxígeno del aire toma los electrones y se reduce a agua. Los prototipos de electrodos fueron insertados en el seno sanguíneo en el abdomen de una cucaracha hembra, lejos de los órganos vitales y sin mayores daños. La energía obtenida de una cucaracha fue de 100 microvatios por centímetro cuadrado a 0,2 voltios. La densidad de corriente máxima fue de 450 microamperios por centímetro cuadrado.
El profesor en biología, Roy E. Ritzmann, explicó: “Los insectos tienen un sistema circulatorio abierto, así que la sangre no está bajo mucha presión. A diferencia de un vertebrado, en donde si empujas una sonda en una vena o peor, en una arteria (donde hay una mayor presión) la sangre no sale bajo ningún tipo de presión. O sea que, básicamente, esto es bastante benigno. De hecho, no es raro que el insecto se enderece y luego se vaya caminando o corriendo.”
Los científicos trabajan para que se pueda miniaturizar una celda de combustible implantable y de larga durabilidad en el interior del insecto. También se podría construir un transmisor que funcione con una poca cantidad de energía, añadiendo una batería recargable ultraligera. Esto será útil para alimentar pequeños circuitos electrónicos o bien, crear un ejército de cucarachas cyborg espía.
Si pensabas que las molestas cucarachas que deambulan por la cocina son una plaga, piénsalo dos veces. Quizás en el futuro podrían sacarte de un apuro cuando se te acabe la batería de tus gadgets, o peor aún, que algún vecino malintencionado haya enviado a sus vigilantes para ver que estás haciendo.
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