Si desglosamos, a estas 40.000 toneladas de polvo espacial que caen la superficie de nuestro planeta atraídas por la gravedad, también se suma una subida de 160 toneladas de materia. Esto debido al incremento de la temperatura en el planeta, porque al agregarle energía al sistema, la masa también aumenta.
En tanto, el núcleo de la Tierra cada vez va perdiendo más energía y, por ende, pierde masa. Anualmente esto es una razón de 16 toneladas, por lo que aún es un detalle al lado de las 95.000 toneladas de hidrógeno y las 1.600 toneladas de helio, que cada año se fugan al espacio por lo livianas que son las partículas.
Así, el saldo es de alrededor de 50.000 toneladas que la Tierra adelgaza anualmente. Una enorme cantidad de peso, pero que sólo equivale a algo así como el 0.000000000000001% del total del planeta, por lo que no es algo por lo que deba cundir el pánico.
¿Y por el hidrógeno? No, tampoco. Las estimaciones hablan de que billones de años antes de que se llegase a acabar. Distinto es el caso del helio, que sí está haciéndose más escaso; representa un 0,00052% del volumen de nuestra atmósfera y sí es más indispensable.
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